miércoles, 27 de febrero de 2008

Discurso de defensa por el asesinato de Eratóstenes 18. (Los esclavos V)

En lo que respecta a la condición jurídica del esclavo, ya hemos dicho que es un ser vivo que pertenece a su dueño, como un elemento más de su propiedad, que puede ser comprado, vendido y alquilado; en varios discursos privados de Demóstenes leemos que son inventariados junto con el resto de haberes cuando se trata de clarificar el valor total de una herencia.

No tenían ningún derecho, carecían de vida privada, no recibían ninguna educación y no podían tener hijos sin el consentimiento de sus amos.

Por otro lado, los esclavos domésticos participaban en los rituales y celebraciones de la casa, (en Las Coéforas de Esquilo, el coro de esclavas, portando ofrendas y realizando las típicas muestras de dolor, acompaña a Electra ante la tumba de Agamenón); si enfermaban se les cuidaba, y eran enterrados en la sepultura familiar.
Los comprados entraban en la nueva casa tras un ritual de acogida y, por los testimonios que nos han llegado, parece que algunos esclavos pudieron tener un trato cordial y afable por parte de sus dueños:


-Jenofonte, Económico, IX, 12:

Respecto a su ama de llaves: “La enseñamos también a ser afectuosa con nosotros, compartiendo con ella nuestras alegrías cuando las teníamos e invitándola a participar de nuestras penas si las había. También la educamos para que se interesara en aumentar la hacienda, haciéndola colaboradora en las decisiones y partícipe en los éxitos. También le inculcamos la justicia…”.

Los que eran liberados o manumitidos pasaban a la categoría de metecos, con lo cual, en caso de prosperar, podían tener sus propios negocios, pero seguían manteniendo ciertas obligaciones con la familia a la que habían pertenecido.

Algunos dieron muestra de tal comportamiento fiel, juicioso y honrado, para con sus amos y también para con la ciudad, que llegaron a obtener el derecho de ciudadanía.

Un ejemplo digno de mención lo tenemos en el discurso en otro lado citado de Demóstenes Excepción a favor de Formión, un esclavo liberto a quien su antiguo amo Pasión ,que también fue esclavo, nombra como arrendatario de su banco y de su fábrica de escudos y, al morir, le lega en su testamento la mujer y la tutela de su hijo menor (en vez de al hijo mayor de edad), prueba del crédito y aprecio que inspiró a su antiguo amo.

Por otra parte, ante un tribunal de justicia, su testimonio, de ser requerido, era admitido únicamente bajo tortura. Al procedimiento se le llamaba πρόκλησις , que suponía una provocación, un reto entre los litigantes, que no siempre se aceptaba por la parte contraria, y según los intereses de los encausados o bien se ensalzaba como medio de prueba o se criticaba duramente.

En el discurso de Demóstenes, Contra Onétor I, 37 podemos leer:

“Vosotros, ciertamente, en el terreno privado y en el público consideráis el tormento como el más exacto de todos los medios de prueba, y siempre que ha habido testigos presenciales de condición esclava y libre, y hace falta averiguar lo que se investiga, no recurrís a los testimonios de los libres, sino que sometiendo a tortura a los esclavos tratáis de descubrir la verdad de esa manera”.

En el discurso de Lisias Defensa sobre el tocón de un olivo sagrado, 34 leemos:

“Aún más, consejeros, considerad esto otro: me presenté con testigos ante él para decirle que tenía todos los esclavos que adquirí cuando entré en posesión de la finca, y que estaba dispuesto, si quería, a poner en sus manos a cualquiera para tormento –porque pensaba que así era más segura la verificación de sus palabras y de mis actos-. Mas éste no aceptó, alegando que no hay credibilidad alguna en los esclavos…”.

Y en Contra Onétor I, 35, de Demóstenes leemos:

“…y sabiendo a ciencia cierta que la mujer continuaba viviendo con él, le reclamé tres esclavas que sabían que la mujer seguía cohabitando y que los bienes se hallaban en poder de los citados individuos, con el fin de que no hubiera sobre dichos puntos sólo palabras, sino también pruebas de tortura. Pero éste, al hacerle yo ese requerimiento, y aun cuando todos los presentes manifestaban que mis razones eran justas, no quiso recurrir a ese riguroso medio…”.

Para acabar, hay que decir que no en pocas ocasiones vemos, en la Comedia Ática, en las historias relacionadas con la vida cotidiana que Aristófanes nos ha legado, el ir y venir de los esclavos que, aún siendo mandados, muestran una actitud pícara, insolente, astuta y desvergonzada respecto a sus amos, a veces incluso más sensatos y listos, y casi siempre con pocas ganas de trabajar, perfil que se explotará en mayor medida en la Comedia Nueva y en la Comedia Latina.

Bibliografía:

Demóstenes, “Contra Onétor, por expulsión y desposesión, I ” y “Escepción a favor de Formión” en Discursos Privados I. Trad. de Jose Luis Colubi Falcó. Madrid: Gredos, 1983.

Lisias, “Areopagítico. Discurso de defensa sobre el tocón de un olivo sagrado” en Discursos. I. Trad. de Jose Luis Calvo Martínez. Madrid: Gredos, 1988

Jenofonte, Económico. Trad. de Juan Zaragoza. Madrid: Biblioteca Clásica Gredos, 1993

Imagen: Detalle fachada de un palacio en Módica. Sicilia

lunes, 25 de febrero de 2008

Discurso de defensa por el asesinato de Eratóstenes 18(Los esclavos) IV


En el servicio doméstico, las tareas que pudieron desempeñar eran tantas como actividades relacionadas con el mantenimiento de una casa y la vida diaria de una familia existen, y ya vimos que correspondía a la esposa del cabeza de familia dirigir a los esclavos en estas tareas de puertas adentro.

Veamos ahora a algunos(as) esclavos(as) en el desempeño de sus tareas:

1-Jenofonte, Económico, IX, 10-11: (en casa de Iscómaco)

“En cambio, los útiles que solemos emplear en fiestas, agasajos o actividades esporádicas, se los entregamos al ama de llaves y, después de indicarle su sitio, haber hecho el recuento e inventariado uno a uno, le dijimos que entregara cada uno a quien lo necesitara, que se acordase de lo que daba a cada uno y que en cuanto se los devolvieranlos volviera a poner en el sitio de donde los había cogido; al ama de llaves la nombramos después de haber examinado con detenimiento qué esclava nos parecía más moderada en la comida, en la bebida, en el sueño y en el trato con los hombres; que además nos pareció tener mejor memoria, ser más cuidadosa en evitar nuestro castigo o faltar a sus deberes y más celosa en darnos gusto, para sentirnos también nosotros obligados hacia ella”.

2-Platón, Banquete, 174e: (en casa del famoso poeta Agatón)

“Inmediatamente salió un esclavo de la casa a su encuentro y le condujo a donde estaban acomodados los demás invitados”.

175a:

“¿No vas a buscarlo esclavo?-Ordenó Agatón-corre y trae aquí dentro a Sócrtates…”

“Y mientras le estaba lavando un criado-prosiguió Aristodemo-para que pudiera reclinarse, se presentó otro criado diciendo así: “Ese Sócrates se ha retirado al portal de los vecinos…”.

175b:

“…Pero a nosotros a los que estamos aquí, traednos la comida, siervos. Servid con entera libertad cuanto queráis, ya que nadie ha sido encargado de vigilaros, cosa que hasta hoy jamás hice”.

176d:

“…propongo a continuación que se mande a paseo a la flautista que acaba de entrar…”

212d:

“Esclavos, id a ver qué pasa, y en caso de que sea uno de los amigos, invitadle a entrar…”

213a:

Descalzad, esclavos, a Alcibíades -ordenó entonces Agatón-, para que comparta con nosotros dos el lecho”.

3-Platón, Protágoras, 314d: (en casa del rico Calias)

“Parece que el portero, un eunuco, nos estaba escuchando y, posiblemente, andaba irritado, por la multitud de sofistas, con los que acudían a la casa”.

4-Platón, Lisis, 22a: (en una palestra)

“Pero en ese momento, como aves de mal agüero, llegaron los pedagogos, el de Menéxeno y el de Lisis, con los hermanos de ellos, y les llamaban, mandándoles ir a casa. Ya había caído la tarde. Primero nosotros y después los que nos rodeaban intentamos echarlos; pero no nos hacían caso sino que continuaban con su mal griego, enojados y sin dejar de llamarlos”.

5-Platón, Fedón, 60a-d: (en la cárcel, momentos antes de la muerte de Sócrates, éste pide que se lleven a su mujer a su casa)

“Y a aquella se la llevaron, chillando y golpeándose el pecho, unos criados de Critón”.

6-Platón, República, 327b: (por la calle, en el Pireo)

“Entonces Polemarco, hijo de Céfalo, al ver desde lejos que partíamos a nuestra casa, ordenó a su esclavo que corriera y nos exhortara a esperarlo. Y el esclavo llegó a asirme el manto por detrás, y dijo:
-Polemarco os exhorta a esperarlo…”

7-Lisias, DiscursoI,16: (en casa de Eufileto)

“Si coges a la sirvienta que va a la plaza y os hace los recados…”

8-Jenofonte, Económico, VII,41: (en casa de Iscómaco)

“En cambio, otras actividades de tu incumbencia te resultarán más agradables: por ejemplo, cuando te hagas cargo de una esclava que no sepa hilar, la instruyas y dobles el valor que tiene para ti; o cuando te encargues de otra que no sepa administrar ni servir y la conviertas en una criada capaz…”.



Bibliografía:

-Platón, Diálogos I. Apología,Critón, Eutifrón, Ión, Lisis, Cármides, Hipias Menor, Hipias Mayor, Laques, Protágoras. Trad. de Emilio Lledó Iñigo y otros. Madrid: Gredos, 1981.

-Platón, El Banquete.Trad. de Luis Gil. Madrid: Labor, 1981

-Platón, Diálogos IV. República. Trad. de Conrado Eggers Lan. Madrid: Gredos, 1986

-Jenofonte, Económico. Trad. de Juan Zaragoza. Madrid: Biblioteca Clásica Gredos, 1993



Imágenes:

*Pélice apulia 340-320 aC, mujer con criada quemando plantas aromáticas en timiaterio.
Mus. Arq. de Madrid
**Crátera de Campania. Pintor de Nicias,420 aC. Flautista en un simposio. Mus. Arq. de Madrid

Discurso de defensa por el asesinato de Eratóstenes 18.(Los esclavos) III

En todos los sectores de la economía ateniense, la mano de obra servil fue fundamental para la iniciativa privada:

1-En el campo, existían los propietarios de extensas parcelas dispersas por la región, rentistas que confiaban la explotación de la tierra a esclavos-capataces de confianza; otros eran propietarios de una única parcela y tenían equipos de trabajadores de esclavos a las órdenes de capataces, esclavos también ellos; finalmente estaban los αὐτουργοί, o propietarios modestos que trabajaban su propia tierra, y solían tener algún que otro esclavo que se ocupaba de las tareas más duras.

Para los segundos nos sirve de ejemplo Iscómaco, el interlocutor de Sócrates en el Económico de Jenofonte, cuando explica de qué modo instruir a un perfecto capataz:

Económico, XII:

-“Tengo capataces en la finca”.

-“Yo mismo intento instruirlos”.

-“Intento formarlo ante todo en la lealtad hacia mí y los míos”.

-“También les enseño a ser diligentes”.

-“Cuando veo que son diligentes, les alabo y procuro concederles honores, pero cuando veo que se descuidan trato de decirles y de hacerles cosas que les duelan”.

-Una vez he conseguido que un capataz sea diligente, “le queda por conocer lo que tiene que hacer, cuándo y cómo”.

-“Debe aprender a mandar a los trabajadores”.

-“En cuanto a los esclavos, también es para ellos muy adecuada la educación que parece propia de animales para enseñarles a obedecer. Halagando, en efecto, los apetitos del estómago podrías conseguir muchas cosas de ellos. En cambio, a los de naturaleza ambiciosa les estimulan las alabanzas”.

-“No hago de la misma calidad los vestidos y calzados que tengo que proporcionar a los trabajadores, sino que unos son mejores y otros peores, para poder recompensar al mejor servidor con los mejores y dar los malos a los peores”.

-Otra cualidad que les inculca es “la de abstenerse de los bienes de su amo y no robar”.

-“Si advierto que algunos, a pesar del buen trato que les doy, todavía intentan cometer injusticias, les doy el cese en su empleo. En cambio, si descubro que a otros les impulsa a ser justos no sólo el progresar gracias a su justicia, sino también el deseo de recibir mis elogios, a ésos los trato como a personas libres”.


2-En el trabajo artesanal, (Sócrates dice en el Económico de Jenofonte que “los llamados oficios manuales están desacreditados y, lógicamente, tienen muy mala fama en nuestras ciudades, ya que dañan el cuerpo de los trabajadores y oficiales…).
Los humildes artesanos especializados como alfareros, zapateros, curtidores, pintores, escultores, carpinteros, herreros… dispondrían de unos pocos esclavos que trabajarían junto con ellos en el mismo taller o en las obras de las construcciones públicas.
Otros, dedicados a la construcción naval, o los propietarios de fábricas más grandes, sobre todo de armas, dirigían sus negocios supervisando el trabajo de un grupo más numeroso de esclavos. Recordemos a Céfalo, el padre de Lisias, que llegó a tener 120 esclavos en su fábrica de escudos o el padre de Demóstenes el orador, que tuvo una fábrica de cuchillos en la que trabajaban 30 esclavos.


3-En el comercio marítimo: los esclavos realizaron las tareas más onerosas como la carga y descarga de mercancías o el trabajo de remar en los barcos. Pero hubo también algunos que, por sus propias aptitudes, su olfato en los negocios, y la confianza depositada en ellos por sus dueños, desempeñaron funciones de contables y banqueros (cambistas e intermediarios), y no solo hicieron ganar dinero a sus dueños, sino que lo ganaron por cuenta propia, una vez convertidos en hombres libres.

Ése es el caso de dos personajes que nos presenta Demóstenes en su discurso Excepción en favor de Formión.: un tal Pasión, manumitido tiempo atrás por su amo, comerciante y banquero respetable, deja en arrendamiento, al morir, su banco y su fábrica de escudos a Formión, liberto de aquél, así como le entrega con dote a su mujer y lo hace tutor de su hijo menor, en gratitud por el dinero que le había hecho ganar, y con la certeza de que iba a administrar justamente su fortuna, cosa que hizo bien, tal como se demostró con el tiempo.


4-En la explotación de las minas: las minas eran propiedad estatal y la ciudad las concedía a particulares a cambio de una renta. El negocio que se movía con relación a la explotación de las minas procuró grandes fortunas a los concesionarios para la extracción de minerales, a los propietarios de talleres de transformación y a los propietarios de esclavos, que sacaban pingües beneficios con la puesta en alquiler de su mano de obra servil.

Los esclavos de las minas, fueron, sin duda, los que vivieron en peores condiciones, seguidos de los que trabajaban en los molinos para triturar el grano.


5-En el servicio doméstico: algunos ciudadanos muy ricos podían llegar a tener más de mil esclavos, de los que sacaba importantes rentas alquilando gran parte de ellos a otros ciudadanos o metecos.
Un ciudadano acomodado tenía entre cincuenta y cien esclavos, que ocupaba, en su mayoría, en el negocio familiar.
Un ateniense de renta media tenía unos diez esclavos, otros tenían incluso menos, y finalmente hubo ciudadanos pobres que nunca dispusieron de suficiente dinero para comprarse alguno.


Bibliografía:

*Claude Mossé, “El Hombre y la Economía”, en El hombre griego. Trad. de J. Antonio Ochoa Anadón. Madrid: Alianza Editorial, 2000.

**Jenofonte, Económico. Trad. de Juan Zaragoza. Madrid: Biblioteca Clásica Gredos, 1993

***Demóstenes, “Escepción a favor de Formión” en Discursos Privados I. Trad. de Jose Luis Colubi Falcó. Madrid: Gredos, 1983.

Imagen: Detalle entablamento del templo Erecteion. Acrópolis, Atenas. British Museum.

domingo, 24 de febrero de 2008

Discurso de defensa por el asesinato de Eratóstenes 18.(Los esclavos) II


Y es que una de las principales fuentes de esclavos en el mundo griego era la guerra, pues existía la convención según la cual lo conquistado en la guerra pertenecía a los vencedores.
Recordemos en La Ilíada la disputa entre Agamenón y Aquiles por la hermosa Briseida, parte de un botín de guerra. Y en Las Troyanas de Eurípides vemos a las mujeres de la familia de Príamo, las nobles troyanas, que se lamentan terriblemente al verse, tras la destrucción de Troya, en manos de sus enemigos los aqueos, convertidas en esclavas.

En época clásica, en el contexto de la guerra del Peloponeso, parece que se recurrió a esta práctica en determinadas ocasiones, tal como leemos en Historia de la Guerra del Peloponeso de Tucídides que les pasó a los habitantes de Queronea ( libro I, 113), estuvo a punto de pasarles a los niños y mujeres de Mitilene, a no ser por la rapidez de una trirreme ateniense que llegó a la isla con un nuevo decreto de la asamblea (libro III,49), y les pasó a las mujeres de Corcira (libro IV,48) y a las mujeres y niños de Melos.(libro V,116)

Después del trigo y la madera, los esclavos eran en Atenas el tercer producto de importación, y procedían fundamentalmente de Caria, Cilicia, regiones del Ponto y Tracia, donde se hallaban los principales mercados de esclavos.

En Grecia cada ciudad tenía su propio mercado de esclavos (en el Ática había dos, uno en Sunion y otro en el Ágora), y en ellos se encontraban esclavos de todas las edades, condiciones físicas, aptitudes y nacionalidades, tanto mujeres como hombres, y no todos tenían el mismo valor.

La piratería por todo el mar Egeo y el rapto de personas en la ciudad o en el campo (práctica ésta última contra la que existían duras penas) podían convertir en esclavos a hombres libres.

En Atenas el padre de una familia pobre podía vender o abandonar al hijo recién nacido, a quien aguardaba o bien la muerte o la condición de esclavo, en caso de sobrevivir, al no ser reconocido legítimamente por nadie.

También, en ocasiones, la pobreza hizo que algunos se vendieran a sí mismos con tal de ser alimentados por alguien.

El deudor insolvente era vendido para que el acreedor recuperara su dinero. En Atenas esta práctica conoció su fin con Solón.

Por supuesto, los nacidos de madre esclava automáticamente se convertían en esclavos también ellos.



Existían tanto esclavos públicos, pertenecientes al estado, como privados.

La propia ciudad se servía de esta mano de obra para el funcionamiento de su estructura política y económica: tenía esclavos ordenanzas, secretarios, contables, heraldos …que trabajaban para los diversos organismos institucionales; verdugos, carceleros y agentes de policía como los arqueros escitas, auténtico cuerpo policial encargado del orden y seguridad de la ciudad; barrenderos, empleados en la fábrica de la moneda, remeros en las naves de guerra, peones en las obras y construcciones públicas; en las minas…

A todos ellos la ciudad concedía un subsidio para su sustento.


Los templos también eran poseedores de esclavos, quienes se encargaban de todos los trabajos más esforzados relacionados con su mantenimiento.


Imagen:
*Latomía del Paradiso, en el Parco Archeologico della Neapolis. Siracusa. Sicilia.


Bibliografía:
-Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso.
Trad. de Vicente López Soto. Barcelona: Ed. Juventud. 1975
-Claude Mossé, “El Hombre y la Economía”, en El hombre griego. Trad. de J. Antonio Ochoa Anadón. Madrid: Alianza Editorial, 2000.

Discurso de defensa por el asesinato de Eratóstenes 18.(Los esclavos)


“ἐλθών δὲ οἴκαδε ἐκέλευον ἀκολυθεῖν μοι τὴν θεράπαιναν εἰς τὴν ἀγορὰν…”

“Cuando llegué a casa, ordené a la sirvienta que me acompañara a la plaza…”


Una paradoja, y al mismo tiempo una debilidad, del modelo político democrático ateniense del siglo V fue asentar sus pilares esenciales de libertad e igualdad sobre un sistema económico que dependía en gran manera de la esclavitud. La mayoría de ciudadanos libres tenía que trabajar para vivir, pero el empleo de esclavos, que los liberaban de las tareas más pesadas, les reportó cierto ocio que les permitió dedicarse a los asuntos públicos de la ciudad.

De una población aproximada de entre unos 400.00 y 500.000 habitantes en el Ática, unos 200.000 - 250.000 eran esclavos, es decir, seres humanos privados de todo derecho, objetos que se podían comprar y vender pero que, pese a todo, no vivieron mayoritariamente en pésimas condiciones, si pensamos en el hecho de que nunca Atenas conoció revueltas de siervos, como sufrió Esparta, o más tarde Roma.

Para tranquilizar sus conciencias, los propios griegos objetaban que la mayoría de los esclavos no eran griegos, sino bárbaros extranjeros, con otras costumbres e inferiores a ellos en todo.
Pero si leemos en La República de Platón, V,469-b el siguiente pasaje ( son interlocutores Sócrates y Glaucón) con relación a la creación del nuevo estado ideal, nos servirá de testimonio para creer que también hubo esclavos griegos , aunque en menor proporción:

-“Ahora bien, con respecto a los enemigos, ¿qué harán los soldados?
-¿En qué aspecto?
- En primer lugar, en lo que concierne a la esclavitud, ¿parece justo que los griegos esclavicen a estados griegos, o no deberían permitirlo incluso a ningún otro Estado, y acostumbrarlos a respetar la raza griega, previniéndose de ser esclavizados por los bárbaros?
-En todo sentido importa que la respeten.
-Por consiguiente, no adquirirán ellos mismos esclavos griegos, y aconsejarán a los otros griegos proceder así.
-Completamente de acuerdo-dijo Glaucón-……”

Otro testimonio incuestionable respecto a la existencia de esclavos griegos nos lo ofrece Tucídides, al final del libro V de su Historia de la Guerra del Peloponeso, cuando habla sobre la capitulación de la isla de Melos:

“…los melios se rindieron a discreción a los atenienses. Éstos mataron a todos los hombres en edad militar que apresaron y vendieron como esclavos a las mujeres y los niños. Se establecieron en la isla y más adelante enviaron quinientos colonos”.


En su Política, IV, 1253-b y ss, Aristóteles dice que “un artículo de propiedad es un instrumento para la vida, y la propiedad generalmente hablando es una colección de instrumentos, y un esclavo es un artículo de propiedad dotado de vida”.
La diferencia entre instrumentos de producción y de acción, según Aristóteles, reside en que los primeros producen y crean otra cosa además del uso que se hace de los mismos; en cambio, los instrumentos de acción no producen, sirven sólo para su uso en la vida, y a este grupo corresponden los esclavos.

Además, como cualquier otro artículo de propiedad que pertenece a su dueño, “el esclavo no es simplemente el esclavo del dueño, sino que pertenece enteramente al dueño”.

“Esas consideraciones, pues, ponen en claro la naturaleza del esclavo y su función: el que aun siendo un ser humano, pertenece por naturaleza no a sí mismo, sino a otro, es por naturaleza un esclavo; y un ser humano es algo que pertenece a otro si, aun siendo un hombre, es un artículo de propiedad; y un artículo de propiedad es un instrumento para la acción, separado de su propio poseedor”.

Seguidamente, en el capítulo V, se dedica a argumentar la existencia “por naturaleza” de la esclavitud, y su carácter ventajoso y útil.

Aristóteles dice que existe como ley universal de la naturaleza la dualidad entre la autoridad y la subordinación, lo superior y lo inferior.

Del mismo modo que por distinción natural el alma es superior al cuerpo, el hombre al animal, el animal doméstico al salvaje y el varón a la mujer, el hombre libre es superior al esclavo. Y el esclavo lo es porque por naturaleza es “el que participa de la razón solo en la medida en que esta se halla implicada en la sensación, pero sin poseerla plenamente”. Y además, por naturaleza, tiene un cuerpo más fuerte y apto para el trabajo.

En tal caso, como se trata de una distinción por naturaleza, Aristóteles considera la esclavitud justa y provechosa.

Sin embargo, más adelante admite la discusión abierta en su tiempo sobre la esclavitud, y expone también los argumentos que utilizan los que se oponen a ella y sostienen que se trata de una práctica injusta que responde a una convención u acuerdo.



Imágenes:

*Templo E. Selinunte. Sicilia.
**Detalle Templo E.Selinunte. Sicilia.


Bibliografía:

- Aristóteles, La Política. Edición preparada por Carlos García Gual y Aurelio Pérez García. Madrid: Editora Nacional, 1981

-Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso.Trad. de Vicente López Soto. Barcelona: Ed. Juventud. 1975

-Platón, Diálogos IV. República. Trad. de Conrado Eggers Lan. Madrid: Gredos, 1986





domingo, 10 de febrero de 2008

Discurso de defensa por el asesinato de Eratóstenes. 16.(Los demos)


“ἔστι δ᾽ , ἔφη, Ἐρατοσθένης Ὀῆθεν ὁ ταῦτα πράττων…”

“Es ,dijo, Eratóstenes de Oe el que lo hace…”

Según cuenta Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso, II,15, en la época de los primeros reyes, el Ática estaba habitada por pequeñas ciudades separadas que tenían órganos políticos propios.
Fue Teseo a quien la tradición le atribuye el llevar a cabo la unión de esas ciudades ,el sinecismo, aboliendo los poderes locales, focalizando todos los órganos políticos y de gestión en la ciudad de Atenas, y reagrupando a todos los ciudadanos del ática, llamados desde entonces atenienses.

Mucho más tarde, tal como nos cuenta Aristóteles en La Constitución de los Atenienses, 21,4, en el año 508 aC, una vez derribada la tiranía, Clístenes llevó a cabo una profunda reforma de las instituciones políticas de Atenas, con la intención de incluir en ellas al pueblo, para lo cual empezó por una nueva distribución de la población del Ática en diez tribus, en sustitución de las cuatro existentes hasta entonces, y otorgó a todos los ciudadanos por igual los mismos derechos políticos.

Heródoto en su Historia, 5,66-69, nos dice que las tribus recibieron los nombres de héroes del país según criterio del Oráculo de Delfos: Erecteida (de Erecteo), Egeida (de Egeo), Pandiónida (de Pandión), Leóntida (de Leos), Acamántida (de Acamante), Enea (de Eneo), Cecrópida (de Cécrope), Hipotóntida (de Hipotoonte), Aiántida (de Ayax) y Antióquida (de Antíoco).
Cada tribu tenía un titular o representante, designado por la Pitia de Delfos de entre 100 elegidos.

Se trataba de una nueva organización de la población de carácter administrativo, una división territorial, (olvidándose de las fratrías, estirpes y demás asociaciones que habían regido hasta entonces basadas en lazos aristocráticos, familiares y religiosos) que reagrupó y mezcló a todos los atenienses independientemente de sus linajes, y que permitió la participación de un mayor número de ciudadanos en las nuevas instituciones democráticas.

Y siguiendo nuevamente a Aristóteles, descubrimos más detalles de esta importante reforma: repartió toda la población en demos, aldeas, (100 primero, luego el número aumentó), agrupados a su vez en 30 partes, tritías, 10 en la ciudad y sus alrededores, 10 en la costa y 10 en el interior.
A continuación, por sorteo, asignó tres para cada tribu (una de la ciudad, otra de la costa y otra del interior), de manera que ciudadanos de los tres sectores, aún separados por la distancia, integraban una misma tribu.
Desde entonces, cualquier ciudadano era identificado administrativamente con su nombre, el de su padre y el del demo al que pertenecía: Pericles, hijo de Jantipo, del demo de Colargos.
La indicación de la tribu a la que se pertenecía interesaba para la participación en los órganos de gestión.

Cada demo tenía a su cabeza un representante o demarco con funciones administrativas relacionadas con impuestos, gastos, registros censales…y de organización de fiestas y ceremonias
Se asignó a cada demo un nombre, bien por el lugar geográfico que ocupaba o por el nombre de su fundador.

Como ejemplo, pongo algunos que sean significativos por algo que nos resulte conocido:

Tribu

Tritias

La ciudad

El interior

La costa

Atenas

Alrededores

Erecteida, de Erecteo, rey de Atenas




Lamptras, donde el rey Cránao murió y fue enterrado

Egeida,de Egeo, padre de Teseo

Cólito, barrio popular de la ciudad

Colono, de donde procedía Sófocles



Pandiónida, de Pandión, uno o dos reyes de Atenas

Cidateneo, donde nació Aristófanes



Mirrinunte, de donde era Fedro, amigo de Sócrates

Leóntida, de Leos , héroe ático

Escambonidas, de donde era Alcibíades



Sunio, donde se hallaba el templo de Poseidón

Acamántida, de Acamante, hijo de Teseo


Cerámico, barrio en el que se hallaba el ágora.

Colargos, al que pertenecía Pericles



Enea, de Eneo

Oe, de donde era el adúltero Eratóstenes


Acarna, de donde viene el título de Los Acarnienses, de Aristófanes


Cecrópida, de Cécrope, primer rey de Atenas



Flíe,


Hipotoóntida, de Hipotoonte, héroe ático


Pireo, con el puerto del mismo nombre más importante de Atenas


Eleusis, donde se hallaba el santuario de Deméter.

De allí era Esquilo.

Aiántida, de Ayax, rey de Salamina


Falero, uno de los dos puertos de Atenas, el más antiguo


Maratón, donde vencieron los griegos a los persas

Antióquida, de Antíoco, hijo de Heracles


Alopece, al que perteneció Sócrates




No en pocas ocasiones en las fuentes literarias, asistimos a la presentación de personajes de quienes se indica el demo al que pertenecen:

-Lisis, 204e, Platón:

“Dime, pues, de quién es, le pregunté.

De Demócrates, del demo de Aixona; el hijo mayor…”


-Protágoras, 315d, Platón:

“Junto a él estaban echados, en las camas de al lado, Pausanias, el del demo del Cerámico…”


-República,328b, Platón:

“Carmántides, de Peania…”


-El Banquete, 173b, Platón:

“No, ¡por Zeus! –respondí yo-,sino el mismo que la refirió a Fénix. Fue un tal Aristodemo, del demo Cidateneo…”


-Eutifrón, 2b, Platón:

“Según creo, se llama Meleto y es del demo de Piteo…”


¿Cuáles eran las competencias y funciones de un demo?

-De registro civil: a los dieciocho años cualquier muchacho alcanzaba la mayoría de edad y era presentado por su padre para ser inscrito en su demo. Se llevaba a cabo una votación por parte de los miembros del demo para corroborar si el joven tenía realmente la edad legal y si era libre y de nacimiento legítimo.
Con ello iniciaba la instrucción militar de dos años, la efebía, tras la cual pasaba a la categoría de ciudadano.

De entre los ciudadanos inscritos en un demo salían las listas de aquellos que serían propuestos para los sorteos de casi todos los cargos de la administración de la ciudad.

-Tenían cierto poder de autogobierno local: competencia administrativa, gestión económica, responsabilidades religiosas con relación a determinadas fiestas y obligaciones con relación a las exequias de los individuos integrantes del demo, en caso de ser desatendidas por los familiares.


Fuentes:

Aristóteles, La constitución de Atenas.Trad. de Antonio Tovar.Madrid:Centro de Estudios Políticos y constitucionales, 2000

Tucídides, Historia de la Guerra del Peloponeso. Trad. de Francisco Rodríguez Adrados.Madrid: Editorial Hernando, 1984

Heródoto, Historia.Trad. de Manuel Balasch.Madrid: Cáredra,2006





lunes, 4 de febrero de 2008

Discurso de defensa por el asesinato de Eratóstenes. 16.(El Ágora de Atenas)

"ἐὰν οὖν λάβῃς τὴν θεράπαιναν τὴν εἰς ἀγορὰν βαδίζουσαν καὶ διακονοῦσαν ὑμῖν καὶ βασανίσῃς, ἅπαντα πεύσει"

“Si coges a la sirvienta que va a la plaza y os hace los recados y la fuerzas, te enterarás de todo”.


La ciudad de Atenas estaba asentada primeramente sobre la actual Acrópolis y al pie de ella, en la parte sur, según lo constatan los templos antiguos allí ubicados.

Tal como la ciudad fue creciendo, el grueso de la población se instaló definitivamente en el llano en torno a la colina de la Acrópolis, y se reservó ésta para los edificios sagrados.

En torno a la Acrópolis y la zona sur, llamada Limnai por ser pantanosa, la ciudad se extendió especialmente hacia el noroeste, dando origen al barrio llamado el Cerámico, por el nombre del héroe Céramo, y ello explica que la colina no se hallara en el centro de la ciudad.

En este barrio se ubicó la plaza pública o Ágora, el corazón de la polis, centro político, religioso y económico al mismo tiempo y, por tanto, espacio como ninguno para las relaciones sociales de los atenienses.

En el Ágora tenían lugar las reuniones políticas, las sesiones judiciales, las representaciones teatrales, las procesiones religiosas y toda la actividad de compra y venta de alimentos y enseres de la población. Por ello, con el tiempo, con la consolidación de las instituciones, y para descongestionar la zona, la actividad política se desplazó, en parte, al oeste de la Acrópolis, donde se hallaba la Pnix, y el teatro se instaló en el santuario de Dioniso, en la pendiente sur de la colina.

A pesar de estos cambios, el Ágora siguió siendo el centro neurálgico de la ciudad pues, junto a su función de mercado público, muchos de los edificios que alojaban las sedes de órganos políticos y administrativos siguieron ubicados allí, al igual que diversos altares y templos.

Si leemos a Pausanias en su Descripción de Grecia, en el libro I dedicado al Ática, nos encontramos con un excelente guía que nos conduce ante las fachadas de los edificios singulares que poblaban el Ágora, salvando la distancia temporal entre el historiador y la Atenas de época clásica.

Poco después de cruzar la puerta del Dipilón, dejando atrás pórticos y santuarios, el camino se dividía en dos vías: una era la llamada Vía de las Panateneas, que llegaba a la Acrópolis atravesando en diagonal el Ágora ,y por la que los atenienses acudían en procesión cada cuatro años hasta el templo de la diosa Atenea, en la cima de la Acrópolis, para honrarla y agradecer su protección; la otra, que giraba en ángulo hacia el sur, tenía a su derecha los edificios más monumentales del Ágora de entre los que, siguiendo la dirección norte-sur, podemos destacar :

- el Pórtico Real, construido hacia el 460 aC, donde tenía su sede el arconte basileus ,

- el Pórtico de Zeus, o de los Doce Dioses

-detrás de los dos, el santuario de Afrodita Urania

-el templo de Apolo Patroo, cuya construcción se remonta al año 338 aC,

-el Hefesteion o templo en el que se veneraba a Hefesto y a Atenea, ubicado detrás del anterior monumento sobre la colina de Colono Agoreo.
Este templo, junto el Partenón, el templo de Ares en un demo próximo a la ciudad, el templo de Poseidón en Sunion, y el consagrado a Némesis en la costa norte del Ática, constituyeron los edificios más emblemáticos del programa arquitectónico o monumental de Pericles, quien pretendía con ellos que la ciudad honrara a los dioses y se procurase su protección .

-el Metroo, o santuario consagrado a la Madre de los dioses, Rea; lugar donde se guardaban documentos públicos como los archivos del Consejo o Boulé,

-el Bouleuterio, sede de las reuniones del Consejo o Boulé de los 500, de principios del siglo V,

-la Tolo o Pritaneo, edificio de planta circular, sede de los cincuenta pritanos que constituían la comisión permanente del Consejo,

-las esculturas de los héroes cuyos nombres tomaron las diez tribus en que Clístenes estructuró la población del Ática: Hipotoonte, Antíoco, Ayax, Leos, Erecteo, Egeo, Acamante, Cécrope, Egeo, Eneo y Pandión,

Volviendo de nuevo al inicio de este recorrido, se hallaban en la parte de enfrente:

-el Pórtico Pécilo o de las Pinturas, en cuyos muros se podían ver las representaciones pintadas de los atenienses interviniendo en tres combates famosos: en un lateral, la baralla de Énoe, frente a los lacedemonios; en el muro central, con Teseo luchando contra las amazonas; y en otro lateral, la batalla de Maratón,

-el altar de los Doce Dioses.

Del siglo II aC eran:

-en la parte noroeste, la Stoa de Atalo, pórtico que dio nombre a la escuela filosófica del Estoicismo, por ser su lugar de encuentro

-en el sur, dos grandes Stoas

Los anteriores edificios mencionados, junto con otras construcciones no tan bien conocidas (bien por falta de fuentes escritas o por las dificultades con que tropieza la arqueología), y las innumerables estatuas emplazadas delante de todos estos edificios, conferían una aspecto impresionante y monumental a esta parte occidental del Ágora para cualquier visitante que acudiera a la ciudad.

En esta página tenéis más información junto con planos y fotos que ilustran muy bien el tema.


Por otro lado, la parte oriental resultaba menos espectacular y servía de centro comercial propiamente:

Podríamos hacernos una idea del bullicio del lugar si pensamos en los grandes mercados al aire libre de las ciudades actuales, repletos de puestos, tiendas de poca consistencia arquitectónica y porches con comercios.

En el Ágora ateniense, tiendas y talleres dispuestos desordenadamente, pero más o menos agrupados según las mercancías que ofrecían, eran frecuentados por los habitantes de la ciudad, los campesinos, que acudían allí a vender sus excedentes y comprar lo que necesitaban, e incluso, sobre todo en primavera, coincidiendo con las Grandes Dionisíacas, muchos extranjeros procedentes de las ciudades griegas aliadas.


Fuentes:

-Pausanias, Descripción de Grecia. Ática y Élide. Trad. de Camino Azcona García. Madrid: Alianza Editorial, 2000


Imágenes:
*El Hefesteion visto desde la Acrópolis
**Detalle del lado este del Hefesteion