martes, 13 de febrero de 2007

LA SITUACIÓN DE LA MUJER EN LA GRECIA CLÁSICA. EL MODELO ATENIENSE (II)


La mujer casada:

Segregada en la parte de la casa reservada a las mujeres (gineceo), no tenía posibilidad de ver a personas distintas a las familiares: no hacían la compra, no asistían a los banquetes, no está claro si iban a los espectáculos teatrales y sólo en algunas fiestas religiosas o funerales eran vistas (las mujeres de las clases más pobres tendrían más libertad de movimiento, obligadas por la necesidad a salir al mercado para vender , o trabajar).

De hecho, la religión era la esfera más importante de la vida pública en la que podía intervenir la mujer: Las Panateneas, los Misterios de Eleusis y las Tesmoforias eran las fiestas religiosas en la que la mujer tenía un papel muy importante.

Además, la relación marital no sería , por lo general, muy gratificante teniendo en cuenta la diferencia de edad (16 años ella, 25-30 él aprox.), y de nivel cultural, aparte las diversas relaciones extramaritales del hombre consentidas por la propia ciudad.

Existía diversos motivos para la disolución de la “engýe”:

-el repudio por parte del marido sin necesidad de justificar las razones, pero con la obligación de restituir la dote. La esterilidad (obviamente de la mujer) era un motivo de fuerza mayor.

-el abandono del lecho marital por parte de la mujer, que no sería fácil de llevar a término en las circunstancias en que vivían.

-el reclamo paterno, que a criterio propio decidía interrumpir el matrimonio de la hija, sobre todo en casos en que todavía no se había producido la convivencia de la pareja.

En los casos de petición de divorcio por parte de la mujer, tenía que intervenir un pariente varón ante el magistrado competente.

La “epicléros”:

Según las leyes de sucesión atenienses, las mujeres no podían ser herederas del patrimonio familiar ,como mucho tenían derecho a la dote, que en el momento de casarse se convertía en patrimonio del marido.

Pero ¿qué pasaba si una familia no tenía descendientes varones? La hija heredera, la “epicléros” era el trámite a través del cual el patrimonio familiar se transmitía; de haber más de un pretendiente, debía casarse con el pariente más próximo, práctica que revela el celo familiar en conservar el patrimonio. Incluso se podía dar el caso de que si la heredera estaba ya casada en el momento de morir el padre, y aún no tenía hijos (cosa que la ligaba indisolublemente al oíkos del marido), el pariente más próximo podía ejercer el derecho de interrumpir el matrimonio y casarse con la heredera.

Dos aspectos particulares a favor de la mujer:

-una ley de Solón obligaba al pariente más próximo, en casos de herederas pobres, a proporcionarle una dote , de no querer casarse con ella.

-otra ley también de Solón, se ocupa del hecho de que, una vez nacido el hijo varón, el hombre estaba obligado a tener al menos tres relaciones sexuales al mes con la mujer.


Esposa, concubina y hetera:

Se decía que el hombre ateniense podía tener tres mujeres:

-la mujer “gyné” para tener hijos legítimos

-la concubina “palaké” para las relaciones sexuales estables

-la hetera para el placer

La concubina vivía a veces en la propia casa del ciudadano ateniense (aunque no quiere decir eso que el derecho ateniense permitiera la bigamia), la ley le imponía fidelidad como a la mujer legítima pero, de tener hijos, éstos no eran reconocidos ante la ciudad como legítimos.

La hetera era como una profesional que acompañaba a los hombres en todos los ámbitos públicos de los que el propio sistema había excluido a las mujeres casadas. Era como una compañera a la que el hombre solicitaba y pagaba una relación gratificante, no solamente sexual sino también bajo el perfil intelectual.

Las mujeres y el trabajo:

La responsabilidad primordial de las mujeres era cuidar de las posesiones domésticas; excluidas de las actividades públicas de los hombres, trabajaban en la casa (incluso no iban a comprar a la plaza porque se consideraba que el comercio era una ocupación de los hombres) , se ocupaban de supervisar las faenas de los esclavos, intervenían ellas directamente en algunas tareas como cocinar o preparar la ropa y, sobre todo, atendían a los hijos.

Según el nivel socioeconómico, la mujer participaba de las tareas domésticas o simplemente las mandaba a las esclavas.

Las mujeres de clase baja trabajaban fuera de la casa: podían ser vendedoras, tejedoras, lavanderas….cosa que permitía que frecuentaran la calle más que las ricas.

La prostitución femenina:

La “porne”, esclava o libre, era una mujer que ejercía una profesión no prohibida por la ley, auque sufría de gran reprobación social. (la ley fijaba su tarifa máxima y le cobraba un impuesto)Existían prostitutas de la calle y de burdeles, y también prostitutas sagradas que, consagradas a una divinidad comerciaban con su cuerpo y entregaban al templo al que pertenecían las rentas de su oficio. Estas prostitutas eran priviligiedas no sólo por la protección y las comodidades del templo en que vivían, sino también por el carácter sagrado y halo que las envolvía.

Dentro de este colectivo , las heteras gozaban de una consideración especial ya que además de ser atractivas, tenían cierta formación intelectual y talento artístico. Es curioso que la mujer más famosa del sV en Atenas fuera Aspasia, extranjera, que primero trabajó como hetera y luego fue la mujer de Pericles.

La esclava:

El esclavo era un objeto de propiedad del amo, y como tal se podía vender, comprar y alquilar.

En la mayoría de casos las mujeres esclavas tenían tareas domésticas, eran criadas del ama de la casa y se ocupaban de los niños. Probablemente hubo talleres de esclavas que manufacturaban productos para el mercado.

No tenían vida familiar, y sus habitaciones solían estar separadas de las de los esclavos varones para evitar que tuvieran hijos. En la mayoría de casos los hijos eran fruto de las relaciones con el amo. En algunas ocasiones podían ser manumitidas, dependiendo de la buena voluntad del amo.

La situación de la mujer en la Atenas clásica estaba determinada exclusivamente por su relación con un hombre (su condición jurídica era siempre la de una menor), y como esta relación tenía como objetivo satisfacer las exigencias de éste, la mujer tenía una vida personalmente insatisfactoria, socialmente inexistente y jurídicamente regulada por unas normas que incidían en la subordinación y dependencia de un hombre: el padre, el marido o un tutor.

1 comentario:

Anónimo dijo...

el texto esta muy bien explicado y tiene un contenido bastante completo